05 July 2006

ruleta

Jamás he amado con locura; nunca he tenido de esos amores como para cortarse las venas, aunque alguna vez quisiera probar ese sufrimiento o debería llamarlo privilegio. Porque muchas veces preferimos protegernos de estos amores para no vernos dañados, ni sentirnos expuestos ante el otro... pero, ¿no de eso se trata el amor? de desnudar y mostrar nuestro verdadero yo...

Creo que ahi comienza muchas veces a disolverse una relación... tratando de cambiar el uno al otro, haciendo evidente las cosas que nos molestan y obligando a corregirlas, y cuál es el siguiente paso: la separación. Es que las verdaderas relaciones no consisten en cambiar a la persona que amamos a nuestro antojo y conveniencia, sino de entender su forma de ser y de vivir, tratar de adaptarnos al ritmo y entorno del otro, y viceversa.

En cualquier relación son más las cosas que pueden separar a la pareja que las que logran unirlas, de hecho solo hay una que une: el deseo de estar el uno con el otro. Y cuando este deseo, ilusión o como lo quieran llamar, se pierde, lo único que queda es la costumbre... y esta es difícil de reconocer, pero es aún más difícil de aceptar. Y repito, tengo ganas de vivir un amor donde pueda amar al 100%, sufrir al 100%, pero sobre todo donde pueda mostrar mi verdadero yo al 100%, no me importa el tiempo que dure, 24 horas, una semana, 365 dias... no sé.

Ya me cansé de querer a medias, de ilusionarme a medias. Llevo tantos años protegiéndome de salir lastimado que me he dado cuenta que no he vivido con pasión este lado de mi vida, y creo que es hora de animar al corazón a vivir aventuras extremas...

3 comments:

luciérnaga said...

Aaaah los amores me encantan, no importa lo que duren siempre nos llenan de cosas maravillosas ... aunque a veces nos dejen con enormes vacíos, bueno al menos nos tenemos para consolarnos, te quiero, con todo :D

Johnymepeino said...

Ya era hora de que alguien apareciera escribiendo esto. Efectivamente, hasta las relaciones cybernéticas desaparecen por ese miedo que no es sino desconocimiento de la verdad de la vida.
Me explico: vamos a morir. Siempre que aparece el cartel de "Muerte" huímos y en la huída nos caemos en barrancos que de otro modo jamás nos habrían tragado. Es absurdo enamorarse al principio del verano y renunciar a ese amor sólo porque en septiembre cada uno regresará a su ciudad y nada de todo lo que vivan juntos en ese lugar de vacaciones quedará.
En cambio, cuando eres viejo, como yo, además de desinhibido descubres que sólo tienes esas historias que has vivido al cien por cien, sin importarte el final. Recuerdas la primera frase, la primera picardía que te soltó, la primera vez que notaste su aliento a tu lado, la primera noche de insomnio porque no podías esperar seis horas para volver a encontraros, y claro que sí: la punzada en el estómago los primeros días recién regresado a la ciudad que ya no tenía sentido por la sepaación, las lágrimas en las tardes de otoño. Pero la vida puso un amor a tu lado y ¡Zas!, lo viviste. Eso cuenta... en la vejez.

Enhorabuena por tu blog.

Anonymous said...

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